domingo, 1 de mayo de 2016

María, mujer del pueblo

          Hoy comienza un nuevo mes y con ello, se da inicio a la gran esperanza de nuestra gente. Es un mes dedicado a la devoción que se le tributa a la madre de Dios.
          Nuestra parroquia, no quiere ser ajena al sentir del Pueblo de Dios y es la razón por la que ha decidido acompañarlos en la fe que sienten por María, en éste mes dedicado a su devoción. Nuestra gente ve en María un miembro más de la familia, que con su cercanía acompaña, vive y siente, todo lo que cada uno padece en los hogares.
          Es su estar ahí, su presencia, compañía y su caminar con cada uno de ellos, lo que cada uno valora de esta gran mujer y por tal razón, tributan especial devoción. Es un mes de esperanza para el pueblo venezolano y ven en María ese refugio en el camino que emprenden.
          La parroquia ha querido hacer de este mes algo especial, un mes donde desde la fe en esa mujer sencilla, María; se pueda ver el rostro de Dios que perdura en nuestra sociedad. Se abre entonces este mes con “María misionera del Padre”.
          María no es otra que aquella que escuchó atentamente al Padre y ha decidido ponerse en camino de mostrar a todos la Palabra hecha carne. No es gratuito que la Palabra de hoy domingo exprese: “El que me ama, cumplirá mi palabra y mi Padre lo amará y haremos en Él nuestra morada”.  Ella ha sido la primera de entre todos los seres humanos que dejó morar la Palabra en su vida, tanto fue su entrega que le dio vida a esa Palabra y la hizo uno de nosotros.
          Esa es María, la que sigue acompañando a su pueblo, en este mes quiere hacerlo aun más, en las casas de nuestro parroquia, por eso; ha sido enviada la Madre del divino amor como embajadora a las casas de nuestros sectores. En misa de 6 pm, se bendijeron unas imágenes que tendrán la tarea de ir casa por casa para que las familias se reúnan en torno a ella a elevar una oración a nuestro Padre Celestial.

          Son muchos los que se unen al canto para expresar: “María ven, llévame de la mano a Jesús y enséñame a amarle, como le amaste tu”.
Diácono Néstor Calderón cmf.


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